PRIMERA PARTE
. O Domine Jesu Christe 5vv
. Stabat mater 4vv
. Ave Maria 5vv
. Virgo Benedicta 5vv
. Dulcissima Maria 4vv
. Veni, dilecte mi, 8vv
SEGUNDA PARTE
. In manus tuas 4vv
. Assumpsit Jesus petrum 5vv
. O quam suavis est, Domine 4vv
. Frates hora est jam 5vv
. O Rex Glorie 8vv
. Cantate Domino 8vv
NOTAS AL PROGRAMA
Sebastián de Vivanco, capellán abulense, fue contemporáneo de Tomás Luis de Victoria. Si bien se desconoce la fecha exacta de su nacimiento se cree, hoy día, que debió ser dos o tres años menor que éste y que muy probablemente fueron niños cantores de la catedral de Ávila por las mismas fechas.
Este paralelismo con Victoria continúa ya que también ambos marcharon a Roma y se ordenaron allí sacerdotes. Probablemente la gran fama de nuestros polifonistas más universales como Victoria, pero también Morales y Guerrero, que en vida lograron gran fama y difusión de su música, ha hecho que el nombre de Vivanco se haya ido diluyendo con el tiempo mientras que el de Victoria, por ejemplo, no haya dejado de crecer. Este abandono es totalmente injustificado, Vivanco fue un maestro en su tiempo, igual que lo fue Victoria, con el mismo sólido oficio y su particular y original genio y personalidad musical.
Una de las razones de este olvido es que siempre ha sido difícil acceder a la música de Vivanco. Sólo encontramos algunos motetes sueltos en recopilatorios de Pedrel y algunas ediciones de Bruno Turner de Motetes y Misas hasta que en 2002 aparece la edición completa de sus motetes por Dámaso García Fraile.
Pero, este prolífico autor compuso también Lamentaciones, Misas, Magnificats, Himnos, Antífonas y Villancicos en romance que permanecen sin ser editados. Igualmente las fuentes bibliográficas se reduces a García Fraile y Stevenson sin que Samuel Rubio se detenga en él. Tenemos además las sustanciosas notas de las grabaciones de Michael Noone, principal fuente discrográfica.
Trataremos con este programa de contribuir a la difusión de su música para ponerle en valor tal y como merece, esperando poder disponer algún día de la edición completa de su obra.
Los maestros de capilla de la catedral de Ávila, durante el tiempo en el que Vivanco cantó en el coro, fueron Jerónimo de Espinar, Bernardino de Ribera (1559) y Juan Navarro (1563). Este último compositor sería el que ejerció una mayor influencia sobre Vivanco.
Hacia 1566, con el cambio de voz, Vivanco encaminó sus estudios hacia el sacerdocio, como también hizo Victoria. En 1576 aproximadamente, con unos 25 años y siendo todavía subdiácono, fue nombrado maestro de capilla de la Catedral de Lérida.
Regresó a Castilla en febrero de 1577 como maestro de Capilla de la Catedral de Segovia. Tentado estuvo de tomar cargo en Sevilla, donde se encontraba Francisco Guerrero y al que sustituyó dos meses en que el maestro sevillano disfrutó de una excedencia, pero finalmente regresó a su ciudad natal, Ávila, para hacerse cargo de la capilla de la catedral. Allí permaneció hasta 1602 cuando tomó posesión del puesto de maestro de capilla en la Catedral de Salamanca.
Éste fue su último desplazamiento y el más importante en cuanto a su contribución musical. Publicó tres libros que se imprimieron durante su estancia en esta ciudad, se conservan completos y fueron enviados a otras catedrales importantes como Segovia, Toledo o Granada. El 19 de febrero de 1603 obtuvo, por oposición pública, una plaza de profesor de música en la Universidad de Salamanca y, el 4 de marzo del mismo año, recibió el grado de Maestro de Artes Honoris Causa. Vivanco ocuparía tanto el puesto en la catedral como el universitario hasta su muerte, el 26 de octubre de 1622. Sus libros fueron impresos por el impresor de la universidad de Salamanca, Artus Taberniel.
En el programa queremos hacer un retrato significativo del autor, avanzando por motetes de diversa índole, desde los motetes más espectaculares a dos coros en estilo veneciano como O Rex Gloriae o Cantate Domino, hasta los más desgarradores que recogen momentos de la pasión de Cristo como Stabat Mater o O Domine Jesu Christe.
No hemos podido dejar de prestar atención a los especialísimos motetes inspirados en el cantar de los cantares, Dulcissima Maria y Veni, dilecte mi, donde Vivanco parece mostrar una expresividad especial y una riqueza rítmica que supera a Victoria, estas composiciones sobre los textos del Cantar de los Cantares derrochan misticismo y sensualidad, no en vano fue contemporáneo y vivió en la misma ciudad que Santa Teresa.