OCTUBRE 2011
El fin de semana del 15 y 16 de octubre ha sido especialmente intenso en música y emociones para todos los componentes del Coro de Cámara de Madrid APM. Nos embarcamos en la organización de un curso de canto de polifonía con la idea de compartir con compañeros la intensidad, la dificultad, la complejidad y, paradójicamente, la sencillez de esta música que, a pesar de ser uno de nuestros mayores tesoros patrimoniales culturales, no se escucha en nuestro país con toda la frecuencia que quisiéramos.
Promocionamos el curso entre todos los coros de Madrid y del resto del país, sin tener muy claro qué tipo de acogida tendría un curso de música antigua… y en pocos días teníamos solicitudes de Galicia, Bilbao, Barcelona, Murcia, Málaga, Soria, Logroño, Madrid. Todos cantantes con experiencia coral, directores de coros, músicos, enamorados de la música renacentista y con un empuje, unas ganas y una capacidad que nos han impresionado a todos.
Han sido dos días de convivencia muy estrecha, muchas horas de ensayo para montar la Misa Pro Victoria a dos coros y 9 voces, tan sencilla en apariencia como difícil y compleja en su ejecución. Nuestros profesores Ana Fernández-Vega y Alfredo García han estado desde el primer momento hasta el último pendientes del último detalle vocal, musical, rítmico. Todos los componentes del Coro de Cámara de Madrid hemos compartido con los asistentes al curso el montaje de la obra y hemos aprendido tantísimo de ellos que no podemos agradecerlo como se merece.
Nunca quisimos que fuese un evento multitudinario, por eso cerramos el cupo de participantes en 6 por voz, de esa manera nos asegurábamos, además, que el resultado fuese musical y equilibrado. Pero la complejidad era evidente: había que montar un doble coro de polifonía en dos días con cantantes venidos de diferentes puntos del país, sin conocerse previamente… y una obra que no tiene nada de fácil. Desde el principio la actitud de todos los participantes fue de trabajo duro, de buen humor, de ganas de aprender más y más, de entusiasmo por la polifonía, y claro está, tanta ilusión tenía que dar sus frutos.
Quisimos, además, interpretar la obra en el contexto para el que fue escrita, en una misa, y así lo hicimos, en la Iglesia de San Lorenzo, en Lavapiés, situados en el amplísimo coro y aun así, apretados pero emocionados y felices.
¿El resultado? Un éxito. Tanto desde el punto de vista humano como musical. Si esta primera vez era un poco el experimento inicial, repetiremos, sin duda, más y mejor y os esperamos a todos de nuevo a cantar música antigua de nuestro patrimonio musical, una joya que tenemos que mantener viva.